Cuando pensamos en las negociaciones internacionales, la idea que nos viene a la cabeza es pensar en las diferencias culturales entre los pueblos o en las culturas “nacionales”. Limitarse a ese aspecto descuida el papel de la cultura personal, el género, la educación, la experiencia vivida, el regionalismo… ¡y el clima! Un buen negociador está atento a estas diferencias, pero no las utiliza como único marco de diferencia, lo que podría llevar a errores graves. Hay que tener en cuenta que estas diferencias están desapareciendo con el auge de la globalización y la expatriación, junto con los métodos de gestión y educación internacionalizados. Todavía podemos identificar algunos criterios relacionados con los fenómenos culturales y evaluar su influencia en […]